Bersuit en el Ópera – Por Mauro Vallejos

Bersuit Vergarabat presentó “La Nube Rosa” en el Teatro Ópera Allianz el pasado viernes 13 de mayo. Un show con muchos invitados y sorpresas. El clima de un show de Bersuit en el Teatro Ópera es completamente distinto del que se vive en un recital normal. La gente sentada en las butacas sorprende pero ya desde el primer tema, “Aquí estamos”, la gran mayoría se levanta y se pone a bailar con el grupo de los pijamas. “Bienvenidos a esta cofradía, vamos a remontarnos todos y a subirnos a esta gran nube rosa”, grita eufórico el Cóndor Sbarbatti. El público se descontrola con “El tiempo no para”, “Perro amor explota” y “Venganza de los pobres”, “sabiamos que no iban a aguantar mucho tiempo sentados”, humorea Daniel Suarez. Los primeros invitados son un cuarteto de cuerdas que nos sitúa perfecto al clima musical que propone un teatro como el Ópera Allianz con canciones como “Corazonada”, “Por si pasa” y “Vuelos”, dedicada a Estela De Carlotto. Con “De onda” arrancan las canciones cantadas por Tito Verenzuela junto a “Carcel, hospital o muerte”, “Ades Tiempo” y “Zi zi zi”, pero también canta el baterista Carlos Martin en el rap “No vengan”. Miguel Suarez de Fisura Expuesta (la banda que tiene aparte el tecladista Juan Subirá) se sube a cantar “Apunado” y el bajista Pepe Céspedes canta en “No te olvides” El gran invitado durante todo el recital es el artista plástico Hernan Ricaldoni de Necochea que mientras la banda toca expresa sus sentimientos en algunos cuadros donde se pueden ver pájaros volando junto a pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo y rostros gritando con gran expresividad y color. Para el final lo invitan a Limón García, esa voz ronca y tan particular que se escucha en canciones como “Se viene” y “¿Qué pasó?”. Para los bises dejan la emoción de “Un pacto” y el teatro se llena de aplausos. Durante todo el show las visuales de la pantalla gigante se destacaron por su creatividad e imponencia. Sonaron las 13 canciones del nuevo disco junto a los clásicos de siempre. Bersuit es la muestra de una banda perseverante, que nunca dejó de tocar, de crecer y experimentar.

Los Persas se presentaron en General Rodríguez

El pasado sábado 11 de junio Los Persas, una de las bandas emergentes que más se está moviendo por General Rodríguez, tocó en el Vamos Star bar. El show tuvo la particularidad de repasar todos los clásicos del grupo junto a varios covers como “Rocanroles sin destino” de Callejeros y “Jijiji” de Patricio Rey. Mauro y La Caminata ofició de banda soporte tocando sus propias canciones e interpretando “Tan Perfecto que asusta”, de Callejeros, junto a Pitu, cantante persa. Es importante destacar la presencia de algunos medios de comunicación independientes en la ciudad como La Ruta Del Rock que a través de su programa de radio trata de difundir el under y darle ruedo a la música en todos los rincones.

Noche floreada para un otoño de cumbia – Por Mauro Vallejos

El festival “Noche Floreada” en Konex desbordó de ritmo el sábado 28 de mayo con las presentaciones de la orquesta Cumbia Grande, Cumbia Hasta el Lunes y Sonora Camarón. Crónica de un movimiento musical que viene pisando fuerte en la escena cultural porteña. En la cultura independiente están teniendo cada vez más peso y originalidad las bandas de cumbia colombiana. En los últimos años hubo un auge muy marcado por grupos que tienen grandes cualidades musicales y que, tocando clásicos de otros tiempos o canciones propias, fueron armando un circuito muy fuerte en el under porteño. El sábado 28 de mayo tres de estas bandas se reunieron en el Konex: Sonora Camarón, Cumbia Hasta El Lunes y la Orquesta Cumbia Grande. El reducto estaba con gran cantidad de gente a pesar de la lluvia y los músicos de Cumbia Hasta El Lunes brindaron el calor que faltaba con canciones como “Vuabi” y “En la terraza” sumado a los covers “Negra Caderona” de Aniceto Molina y “Como te voy a olvidar” de Los Ángeles Azules. Su estilo es de pura cumbia pero por momento se escuchan guitarras distorsionadas. Para el final dejaron canciones como “Doña Juana”, “Muy buen swing” y “Bebiendo”. Luego, lo que se pudo escuchar con la Cumbia Grande fue algo que rompió los esquemas de lo que se viene escuchando en Argentina. Una orquesta de veintisiete músicos (si, ¡Veintisiete!) que deslumbró con clásicos de Climaco Sarmiento, Lucho Bermudez, Edmundo Arias y Pacho Galán. La orquesta cuenta con clarinetes, trompetas, saxos, trombones, eufonio, bajo y percusión y pasea por ritmos como cumbia, candombe, porro, gaita, vallenato, son cubano y bolero. Se crearon en el año 2011 en Mar Del Plata y tienen un disco editado que se titula “Superbailable Vol 1”. La orquesta cierra su show con “Yolanda” reivindicando el sonido de los años 30 y 40. Cuando los presentes desalojaron el Konex la lluvia y el frío eran intensos pero dentro de cada uno viajaban melodías cálidas y cumbieras de esta Big Band frenética y maravillosa.

Las Taradas presentaron “Sirenas en la jungla” en el Caras y Caretas 2037

La orquesta de señoritas brindó un show muy festivo en el teatro ubicado en la calle Sarmiento al 2037. La cantautora Samantha Navarro calentó el escenario con sus canciones traídas desde Uruguay. Sonaron “Sudoku” (una de sus adicciones antes del Candy Crush) y “Al vino y al cielo agradezco”, contando que estudió y terminó su preparación para Sommelier. Tiene diez discos grabados y “Saltar al tiempo deseado” es el último. En escena se muestra muy carismática y elige “Analia” para despedirse. Luego Las Taradas le dan el empujón de energía que enfiesta la noche con temas como “Canción del Jangadero” y la invitan a Navarro para hacer “La preferida”, una canción que propone el amor libre, siguiendo con “Copando Copacabana”. La banda puede adaptarse a cualquier estilo, por momentos hacen funk, después charleston, luego algo de blues. Pero también hay un tango cantado en portugués que cambia a un ritmo de samba brasileño. En “El Otorrinolaringólogo” hacen un bolero con ritmo de son que por momentos pasan al cha cha cha y rulen al son. Más tarde suena un enganchado entre “Mi pollera amarila”, “¿Qué tendrá el petiso?”, “Macarena” y “El bombón asesino” para cerrar con “Santa Marta”. ¿Querìas cumbia?, ¡Tomá! Para el final dejan un poco de ritmo Country y el cierre es con el cuarteto "Amor en bancarrota" donde repentinamente salta un clarinete al mejor estilo Medio Oriente y un bajo bien cumbiero. Las Taradas es una de las banda más creativas de la música independiente hoy día y sus shows son una bomba de ritmos mezclados que dejan al público en un punto de efusión muy fuerte.

Compartimos un martes con Santiago Vazquez

Los tres golpes a la puerta son tan fuertes que se escuchan desde el escenario que está a casi 40 metros. Santiago entra empochadísimo con una bufanda tan grande que pareciese ahorcar su cuello y un café en la mano. Tras él, una ventisca inmensa obliga a cerrar de un portazo. En el noticiero dicen que este es el martes más frío de 2015. Se funde en abrazos con las cuatro personas que están armando el escenario y ocupándose del sonido de La Grande, un proyecto que tiene tres años y desde noviembre del pasado celebra sus ciclos los martes en Santos 4040 con cada vez mayor convocatoria. Los ensayos de la banda comenzaron sólo dos semanas antes de la apertura del ciclo, lo que demuestra la calidad de músicos que la conforman y también cómo el sistema de improvisación por señas vuelve todo mucho más sencillo a la hora de coordinar músicos que no han tocado en conjunto. Este sistema, que llegó a exportarse a Amércia Latina y Europa, se caracteriza por simplificar montones de ritmos a los 5 dedos de cada mano que arman figuras especiales. Lo emprendió con La Bomba de Tiempo, grupo de percusión que el mismo creó y que hace 6 años tiene funciones agotadas en el Konex. Igualmente en 2012 se apartó del proyecto. “En la época de La Bomba yo tenía necesidad de hacer otras cosas. El tamaño era enorme, requería mucho trabajo no solo musical sino también de índole organizacional y de producción con mucha gente trabajando, todas las semanas varios shows con mucho público, requería muchísimo esfuerzo para mí y en un momento me pareció que a nivel musical y artístico lo que yo quería lograr ya estaba ahí, ya sucedía, entonces eso no me estaba devolviendo una recompensa suficiente a todo lo que entregaba sin poder abocarme a otros proyectos que quería realizar por cuestión de tiempo y energía” Cuando le preguntan qué fue lo que lo llevó a tener tantos éxitos musicales dice no saber el motivo, “De hecho, creo que tuve más fracasos que éxitos, el tema es que los éxitos son los que terminan saliendo a la luz y de los que la gente más se entera. Mi consejo, lo que me sirve como consejo a mí mismo, es hacer algo que tenga mucho sentido para uno, porque si es algo que uno necesita hacer, que está visualizando con claridad, entonces lo vas a hacer, ante los problemas vas a continuar porque no lo haces por la recompensa inmediata, lo haces por algo que te puede hacer feliz en lo profundo. Cuando encontrás esas imágenes que son el sentido de tu vida no es fácil que te hagan abandonar, podés tener mil problemas pero te vas a levantar y vas a probar de otra forma pero vas a seguir intentándolo. Uno se la pasa haciendo zapping en la vida si no tiene claro qué película quiere ver”. Mas allá de sus éxitos y del poco tiempo que le dejan todas sus actividades la entrega a hacer esta nota fue inmediata, de hecho le pasó a este cronista un cronograma con todos los horarios de sus actividades semanales para elegir en qué momento realizarla. Santiago tiene un perfil bajo, en ningún momento de la prueba de sonido se muestra como el director, no pareciese resaltar entre los demás. Inclusive su batería todavía no está armada y comenta que el ensayo está muy retrasado pero no se alarma, quien maneja los horarios del evento es su manager Alejandro Mazzei que también trabaja con Juana Molina y el Combinado Argentino de Danza y es el único que lo llama por su segundo nombre, Ramón. -¿Santi es fácil de manejar? “Si, estoy hace 6 años trabajando, él me hizo a mi.” Mauro Sarachian, quien toca el cello eléctrico en La Grande, comenta que estuvieron viendo con el guitarrista una canción del repertorio y que le cambiaron algunos arreglos. Vazquez se muestra abierto a la propuesta y le responde que terminen de definirlo entre ellos dos. Sarachian cuenta que siempre tocó música clásica, “Nunca hice algo tan groovero” pero cuando estuvo de viaje en Europa quiso armar un grupo de percusión con señas en Bruselas y se contactó vía mail con Santiago para que los ayude, “Se re copó con el proyecto y nos dio un montón de consejos, nos mandaba muchas cosas desde Argentina. A mí me re gustaba todo lo que hacía con sus bandas anteriores: Puente Celeste, El Club Del Disco y ni que hablar La Bomba de Tiempo” El sistema de señas también permite que cada martes haya una Jam de improvisación con músicos ajenos al grupo. “Acá en La Grande nunca sabes quién se sube de invitado. La semana pasada tuvimos al batero de Spinetta y a Nano Stern tocando el violín. Hace un més estabamos zapando y de pronto escucho una batería re rockera con mucho swing y cuando me doy media vuelta estaba Fernando Samalea, el baterista de Charly y Los Enfermeros”. De a poco llegan los nueve músicos de la banda. Todos lo saludan con un abrazo cariñoso y preparan su set. El tecladista Alejandro Franov se muestra como el más humorístico. Mientras todos se concentran en afinar sus instrumentos él ecualiza su teclado como un órgano de iglesia y humorea invitando a sus compañeros a que cierren los ojos y se dejen llevar por una sesión de reiki. Santiago sonríe y sentencia “dejen la charla sindical”. Se pone un micrófono inalámbrico con vincha y ahí si que él es el líder de la escena, sentado en la batería, por momentos tocando y por otros direccionando al resto. Pareciese estar atento a cada detalle, hasta a la propuesta gastronómica del ciclo. “Nosotros le ofrecemos a la gente cada martes un plato distinto, de alguna ciudad puntual, lo que nos pidió Santi es no caretearla con la cocina, en el sentido de que si ponemos comida vegetariana no haya una hamburguesa pero de lentejas, que seamos fieles a una idea” cuenta Gustavo, el responsable de alimentar a quienes vienen a escuchar. Fiel a su manía por compartir lo que hace con cada uno de sus proyectos musicales Santiago le regala a un conocido un disco que grabó en formato solista el año pasado. El mismo está editado por Sony Music, algo extraño en su carrera ya que siempre se abocó a producciones propias e independientes. “Quise ver cómo es ese mundo que me era tan ajeno, hasta ahora no me está ayudando mucho. Igualmente no sé si volveré a hacer algo así, en el sentido que no volvería a grabar un disco, música voy a seguir haciendo pero no sé si en ese formato, capaz no vale la pena. Tal vez, por una cuestión de ritualización, me gustaría hacer un vinilo”. El telón que divide el escenario de la sala donde está la barra se empieza a cerrar y los músicos suben una escalera hacia los camarines. Santiago saluda y se prepara para lo que será otro martes al ritmo de las señas. Mauro Vallejos

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Las Taradas inauguraron el Parador Konex

La orquestina de señoritas se presentó en la Ciudad Cultural para abrir el año y el ciclo de recitales que habrá durante enero y febrero. Repasaron canciones de la cultura popular y también algunas de su último disco “Sirenas en la jungla”. Al fondo del Konex se escucha un repiqueteo de redoblante, silbatos y gritos. El público gira la cabeza y se encuentra con una masa de hombres y mujeres producidos para el carnaval en bikini y sleep. Saltan, gritan y arengan a los presentes. Luego el escenario se ve colmado de ocho chicas con anteojos de sol que vienen a ponerle música al parador Konex. Son Las Taradas que tocan “El show del perro salchicha” de María Elena Walsh con gracia y calidad. También se dan el lujo de mezclar algún bolero francés “De esos que esuchaban nuestras abuelas” con músicas del imaginario popular argentino como “La guera Salomé”, “Bombón Asesino”, “¿Qué tendrá el petiso?” y “Cartas a Eufemia” de Pedro Infante. También suenan canciones propias como “Copando Copacabana” y “No quiero ser la única” Antes habían sido taloneadas por el Dúo Te Amo que mezclaba temas a guitarra y voz con el recitado de algunas poesías. Las Taradas se destacan por sus impecables juegos de voces que intercalan a sus integrantes y por momentos rapean, o cantan en portugués o transpiran un blues en inglés. También tienen mucho cambio de instrumentos, puede sonar un contrabajo, un cuatro venezolano, un ukelele o un acordeón en cualquiera de las canciones. El público baila más efusivamente en canciones como “Que no, que no” o “La Parranda” pero el broche de oro es “Santa Marta” de Los Wawancó. El Konex se quedó con ganas de más pero no faltará oportunidad ya que este año la orquestina planea festejar su sexto aniversario en febrero. Luego de dos discos demuestran desde la autogestión rememorar estilos musicales olvidados y hacer bailar a la gente también con canciones que representan la femineidad de hoy.

Crónica de un espectáculo de Teatro Ciego con música de las Pastillas del Abuelo

El Teatro Ciego de la calle Zelaya al 3006 fue el escenario para la obra que, con música del álbum de Las Pastillas del Abuelo, recrea la vida del boxeador Ringo Bonavena. La aventura de adentrarse a las oscuridades del teatro ciego es fantástica desde el momento en que piden que todos los presentes formen una fila india agarrandose de los hombros del otro. Así, poco a poco uno se va metiendo en la oscuridad, y va caminando metros y metros hasta directamente no ver absolutamente nada. Se escucha la voz de Piti Fernandez que nos invita a un mundo en el que el boxeo era casi tan popular como el fútbol y un hombre de barrio lograba convertirse en héroe del deporte: Ringo Bonavena. La obra se encarga de llevarte a los espacios por donde transita su vida: El barrio de Parque Patricios, el gimnasio con el ruido de puños golpeando a la bolsa, la cancha con sus bombos, platillos y cánticos de la hinchada y la pelea heroica con Muhammad Alí. Por el aire vuelan referencias a Homero Manzi, a Cesar Menotti y su pucho, a los ravioles que preparaba Doña Dominga, madre de Ringo, y que según el eran los que le daban aquella fortaleza. También “Enseñanzas” es una canción que lo recuerda como un tipo muy ocurrente con frases como “La experiencia es un peine que te lo dan cuando te quedas pelado” y “cuando subís al ring, suena la campana y hasta el banquito te sacan”. Un espectáculo muy creativo y bien logrado con la música de una banda inquieta y las letras de Alberto Sueiro. La obra esta sábados y domingos en el Teatro Ciego de la calle Zelaya al 3006, barrio del abasto.

Don Cabot en Uniclub

Don Cabot se presentó en Uniclub junto a Nueve Menos Cuarto el sábado pasado para presentar “Abrazados y Despiertos”. Crónica sobre un recital enérgico, con muchos invitados y emociones. Los recitales de las bandas emergentes siempre tienen la particularidad de salir a dejar todo en la cancha y Don Cabot no se queda atrás: es pura energía. “La murga” abre el show y despierta las primeras voces entre el público, la lista sigue con “Cuanta Tumba”, donde sube de invitado Matías Landolfi, cantante de 9 Menos Cuarto, la banda que calentó el escenario con su cuota de fiesta y agite. En “Conventillo” se suben a tocar Migue Soifer, baterista del Bordo, Nicolas Reppetto, que toca la quena en Sonora Porteña, y David Izaguirre, que mueve descontroladamente su mano derecha para darle vida a un charango Don Cabot se destaca en la rudeza del rocanrol de “Rodolfo Walsh” pero también en canciones tranquilas como “Te vuelvo a encontrar” La lista de temas va pasando y la aureola de transpiración en la remera de Body, su cantante, se hace cada vez más grande. La banda es pura transpiración, puro sudor con letras del barrio. Todos cantan con efusión, bailan e interactúan con su público. “¿Querían escuchar rocanrol?!” gritan desde el escenario. Para el final dejan “Ya vas a ver”, “Hermano” y enganchan con dos cover: “White Trash” de Sumo y “Ya nadie va a escuchar tu remera” de Los Redondos. Un show brillante de esta banda que esta en pleno ascenso y que apunta a seguir produciendo durante este año. La próxima fecha será el 30 de abril en Lomas Del Mirador junto a El Mirador y Papeles. Por Mauro Vallejos

Adrian Berra en el Caras y Caretas

Adrian Berra en el Caras y Caretas 2037 – Por Mauro Vallejos El viernes 15 de abril se presentó Adrian Berra en el teatro ubicado en Microcentro. Estuvo acompañado por una banda muy talentosa y la uruguaya Luciana Mochi se encargo de abrir la velada. El escenario lo encuentra a Adrián sentado junto a Matías Pozo tocando “Nada más” a dos guitarras, luego se suma Nicolás Soares Netto en percusión y Rafael Climente en contrabajo que poco a poco se van acomodando a “Natural” y “Ya sabes”. Antes había estado tocando Luciana Mocchi, una uruguaya de voz ronca que nos llevó a pasear por todas sus historias: desde una canción que le escribió a una vecina de la cual se había enamorado espiándola por la ventana hasta un tango dedicado a todas su exparejas. También sonaron “No me preguntes” y más tarde subirá en medio del show de Adrian a tocar juntos “Mundo”. Los artistas que tocan antes de él nunca tienen el mote de “teloneros”, ni “soportes”, los hace parte del mismo espectáculo sin hacer diferencias. También tiene tiempos de estar sólo con la guitarra para tocar “Amatista”, compuesto por un amigo suyo, y dos canciones nuevas. “¡Pareciese haberse levantado de una siesta!” bromea alguien entre el público. El final del show es con todo el grupo arriba del escenario cantando “Sigue”. Pero como los presentes le piden otra, Adrián vuelve, desenchufa su guitarra y se sienta al borde del escenario para charlar con ellos, contar historias y tocar “Un beso en mi naríz” y “Tiempos azules” con toda la banda también desenchufada. Sus shows son de lo más sueltos y despreocupados que hay en la escena con la cuota de minuciosidad y exactitud que requiere la música acústica. Un trovador que hace de cada concierto un momento íntimo y divertido.

Tour espacial con Gillespi y Melero – Por Mauro Vallejos

El viernes pasado tocaron en el teatro Caras y Caretas 2037 para presentar “Desayuno en Ganímedes”. Crónica de un viaje al espacio. El teatro flota en una atmósfera espacial. El percusionista Nizo Mauas toca el quimelod, una especie de plato volador de metal que tira distintas notas al golpearlo. Luego dos sintetizadores, un piano y una bateria mantienen a la trompeta de Gillespi en una órbita del mas allá mientras suena “Leña”. Desayuno en Ganímedes es el disco a presentar y la única canción que no sonará es la que le da nombre al mismo. Siguen “Moho” y “Asimov” como un homenaje al autor de ciencia ficción que “Nos marcó en nuestra etapa universitaria”. El disco bien podría ser la banda sonora de algún cuento de Isaac. El show sigue con “Me gusta así” donde canta Daniel Melero mientras Marcelo “Gillespi” Rodriguez toca la guitarra y “Jobim”, una bossa en homenaje al compositor (Tom Jobim) de música brasileña. “El Mulkurul” es otra canción digna de musicalizar un viaje al espacio, en “Soy tan” Melero vuelve a cantar y en “Hoy” el teclado de Cesar Franov nos teletransporta a otra realidad. Con “Hola” simulan una retirada y, luego del pedido del público, la banda (completada por Rafael Francheschelli en bajo y sintetizadores) se sumergió en un Jam de improvisación suprema donde Gillespi cambiaba entre distintos tipos de trompetas y guitarra. Una propuesta muy jugada para este músico que lo desvía un poco del jazz para experimentar con sonidos espaciales.

Cientificos del Palo debutó en La Trastienda.

Resistencia peronista – Por Mauro Vallejos Científicos Del Palo se presentó por primera vez en La Trastienda. Un show cargado de emociones, invitados de lujo y declaraciones políticas. Cuando uno va a ver a Científicos Del Palo se encuentra con un público completamente distinto al de todos los recitales. Existen dos códigos: el peronismo y la puteada. Ya desde la fila de entrada entonan la marcha peronista y antes de abrir el telón se escuchan pilas y pilas de insultos hacia los músicos. Se escucha la voz del cantante y guitarrista “Pepo” San Martín y de fondo un trío de cuerdas que acompaña "Prólogo" con la banda sonando detrás del telón. Luego se abre y arranca un pogo infernal con “La primera palada de tierra inaugura el funeral” y “El cura, el militar y el dueño de las vacas”. Mas tarde invitan al guitarrista Hernan Crúpula a tocar “¡Cristo o Perón!” de “La Histeria Argentina”, ese disco conceptual de 16 canciones que cuenta desde la Revolución de Mayo hasta los gobiernos de Nestor y Cristina. “Vamos a invitar a un amigo que tiene un nombre muy navideño” para presentar a Pablo Pino de Cielo Razzo que cantó “Mantenerse en el camino”. Pepo les grita "putos" y "caretas" a sus propios seguidores y ellos contestan "la re privatizada concha de tu hermana", le cantan "votaste a Macri la puta que te pario" y a cada invitado que se sube lo reciben coreando "hijo de puta". Asi subieron tres violinistas a tocar canciones como “Codigo morsa” y “Tarde” y también Nahuel Cruz Amarilla, cantante de La Perra que Los Parió, para “Revolución de mayo”. Las visuales tambien jugaron un papel decisivo. Hombres con cabezas de conejo, cabeza de televisor, el cuerpo humano de “El Maravilloso Mundo Animal”, Peron y Evita. Cuando terminan canciones como “El restaurador” la gente grita “¡Patria si! ¡Colonia no!”. Nunca vi a un bajista tan emocionado como Carlos “Popete” Andere. Sacude todo su cuerpo con cada nota, transpira, agradece y toma cerveza. Arenga y grita las canciones al aire, como si fuese un fanático mas de la banda. Levanta su remera y muestra su tatuaje peronista en uno de sus hombros, luego mira al cielo. Sebastián Quintanilla le da a la batería con una potencia descomunal, cada golpe resuena con un sonido impecable. El final del show es una declaración de principios, suena “Somos el enemigo” con ese brillante estribillo que se pregunta “¿Cuántio puede robarte un pibe empastillado más le han robado los gorilas al estado?” y “El retorno del Estado” que cuenta el final de “La Histeria Argentina” y, por lo tanto, los doce años del gobierno kirchnerista. Científicos es sin duda una de las mejores bandas del under argentino, una de esas que dan que hablar en cada uno de sus shows. Despiden el año en Mar Del Plata, su ciudad de origen, el 18 y 19 de diciembre

Tributos a Genesis y Pink Floyd en el Teatro Vorterix.

The End y Genetics rockearon en el Teatro Vorterix – Por Mauro Vallejos Las bandas que hacen tributo a Pink Floyd y Génesis se presentaron el viernes 5 en el recinto ubicado en Lacroze y Alvarez Thomas. Suena una melodía de cajita musical, el telón se abre y la banda permanece de pié durante algunos segundos y de golpe el riff de “In The Flesh”, suena estremecedor, como dándo un golpe que no esperabas. The End tiene un sonido muy polenta y todos están prendidos en la misma frecuencia: tocar y disfrutar las canciones de Pink Floyd. A esta le sigue “The Wall” y los tambores que dan inicio a “Time”. Cada uno de sus integrantes repite impecablemente lo que fue grabado en los discos de la banda, “Have a Cigar” nos lleva hacia 1975 y el bajo de “Money” nos pone a bailar como nunca hasta el momento en que el saxofonista se come el escenario y los aplausos del solo. Todo es acompañado de unas visuales muy bien seleccionadas, desde los martillos cruzados hasta las mismas escenas que la banda utilizaba en sus giras. Cuando suena “Run like hell” el cantante se baja entre el público, esta compenetrado gritándole las estrofas al primero que le pase por delante. Luego se libera y arma un pogo inmenso en medio del Teatro Vorterix. Para los bises llega “Young Lust” Cuando sube Genetics la atracción va por otro lado, no tiene estribillos tan tarareables y conocidos como los de Floyd pero los músicos tocan con la misma destreza y se adaptan a los cambios repentinos de las melodías. Su cantante copia con exactitud cada uno de los movimientos de Peter Gabriel, esta con la cara pintada de blanco y negro, golpea su pandereta y, para colmo, también toca la flauta traversa. Suenan canciones como “I Know what I Like (in your Wardrobe)” y las melodías del teclado nos hacen volar con “The Cinema Show” o “Carpet Crawlers”. La banda anuncia que el 5 de marzo estará tocando en el Teatro Gran Rivadavia y aprovecha para seguir con canciones como “Dance on a Volcano” Algún colgado les grita “¿Toca Sussudio!” y todos los presentes estallan de la risa. También suena “The Lamb lies down on Broadway”. El show termina y los seguidores se quedan con ganas de más. Las dos bandas demuestran que no solo es interesante verlas en vivo para rememorar viejos tiempos sino también para ver a grandes profesionales en escena.

 

"A 18 minutos del sol" en La Trastienda

La banda que grabó con Luis Alberto Spinetta el disco “A 18 minutos del sol” recreó todas las canciones que lo integran sumadas a algunos clásicos de su carrera. Un show plagado de invitados y emociones en La Trastienda Club el viernes 22 de enero. “Elegimos este disco porque, como muchos dicen, es el más jazzero de todos los del Flaco” comenta Machi Rufino desde el micrófono. Se lo ve emocionado. Su bajo es impecable, cada día suena mejor y no necesita evocar a sus tiempos con Pappo’s Blues e Invisible para demostrar que es uno de los más emblemáticos de Argentina. Su voz emociona y entona perfecto las melodías agudas que antes cantaba Luis Alberto. También comenta que en su momento “A 18 minutos del sol” fue un disco muy criticado por la prensa (que unos años después festejaba los discos de Sting haciendo cosas parecidas) y que también era un cambio muy grande en su momento, “A Luis todavía le pedían que toque “Muchacha”, él estaba adelantado.” El show arranca con “Toda la vida tiene música hoy” y le dedican “Telgopor” al fallecido Diego Rapoport ya que Spinetta le puso ese nombre porque rimaba con su apellido. El guitarrista Guillermo Arrom puede partirte la cabeza con un solo de guitarra eléctrica o puede bajar los decibeles para colgarse la electroacústica y hacer una versión maravillosa de “Canción para los días de la vida”, el tecladista Andrés Beeuwsaert canta en “¿Dónde está el topacio?” acompañando un entramado de notas dificilísimas de tocar, sus dedos se mueven con rapidez y creatividad, y lo de Luis Cerávolo en la batería es deslumbrante, acompañando a una banda ejemplar con bases que demuestran una enorme destreza rítmica. También invitan a Gustavo Spinetta en “Viento del Azur” (había tocado la batería en ese tema del disco) y a Juan Pablo Rufino, el hijo de Machi, para acompañar con un bajo fretless en “Diganlé” (su propio padre cuenta que Luis le ganó de mano y le regaló su primer bajo). La canción que dio nombre al disco fue la que cerró esa primera parte del recital. El show siguió con canciones de otros discos, entre ellas la aclamadísima “Durazno sangrando”, “Lejisimo” y “Era de Uranio”. Luego de los bises el cuarteto subió para despedirse con “Los libros de la buena memoria”. El público los ovacionó y aclararon que no querían hacer un homenaje, sólo tocar un disco que hasta el mismo Luis Alberto había declarado en varias notas que fue una de las mejores grabaciones de su carrera.

Pez y Richard Coleman abrieron el año

Pez y Coleman rockearon la Fiesta Clandestina – Por Mauro Vallejos Richard Coleman repasó clásicos, homenajeó a Bowie y a Cerati, y Pez presentó nuevas canciones. Todo pasó en Groove el pasado viernes 8 de enero. Un tambor de batería atrapa las miradas de todos los presentes hacia el escenario. Ya subió Richard Coleman y cuenta con un sonido atrapante e impecable. Suenan clásicos como “Corre la voz”, “Como la música lenta”, la maravillosa versión de “Héroes” para celebrar otro cumpleaños de David Bowie y “Caravana” nos da la excusa para recordar a Gustavo Cerati. Todo el show se mantiene en un pulso medio bailable pero la actitud de los músicos es bien rocker y la nitidez con la que suenan la bata y la viola mantienen expectantes a todos los presentes. El final del show llega con “Fuego”. Luego el bajo de “Fósforo” García marca el inicio de “Cráneos” y Pez empieza poco a poco a reventarnos la cabeza. Sigue “Todo lo que ya fue”. Durante el show suenen tres temas nuevos que adelantan lo que será el próximo disco: “Rock Nacional”. El Aprendiz, un rock progresivo que ya lo habían tocado algunas veces, “Tan deprisa ya” y “Más música” (”Que de ninguna forma se entienda que sirve para esconderse. Pero la música siempre ha sido un gran refugio” con un estribillo en tempo lento que canta “Porque todo lo que quiero es todo lo que tengo”). Comentaron que lo van a presentar el 4 y 5 de marzo en el Teatro Vorterix. Pez sube a canciones gritonas y aceleradas como “Gala” y baja con melodías como “Difícil de conseguir”. Ariel Minimal charla con la gente entre tema y tema, “Perdón por tocar a esta hora no lo solemos hacer”. Arenga un cantito para su nuevo compañero de banda que se cuelga la guitarra eléctrica o acompaña desde el teclado, “¡Que de la mano de Juan Ravioli todos la vuelta vamos a dar!”. También corta “Ahogarse” en medio de la canción y se disculpa con el baterista Franco Salvador por haberla empezado a una velocidad mucho más rápida que la original. Así, entre chiste y chiste va acomodando su guitarra con el sonido que piden las canciones y poco a poco envuelve a los presentes en un viaje sin igual. Antes de despedirse dice que siempre soñó con poder transmitir y hacer delirar a los presentes de la misma forma que lo hicieron emocionar a él los artistas que iba a ver cuando era chico. Cada vez esta más cerca de eso con sus solos de guitarra de alto vuelo y líricas que ayudan a entender la música de otra manera.